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...EL INFIERNO EN CASA...

viernes, 27 de junio de 2008

A PROPÓSITO DE UN SON CUBANO



A propósito de un son cubano:

Recordé los viejos tiempos y las viejas canciones que me acompañaban y que aún hoy me acompañan; recapitulé mis sentimientos y mis convicciones con un son, cerré los ojos y recordé las viejas discusiones...

No tan de casualidad hoy por la mañana encontré unas líneas escritas hace ya más de 15 años en una RM, publicación de la CCI en México, de vigencia irrefutable. Les comparto:
 


CUBA ¿SOCIALISMO O CAPITALISMO DE ESTADO?

Hemos recibido la carta de un lector, cuyos comentarios sobre la situación en Cuba reflejan muy bien el tipo de dudas y desacuerdos que hemos escuchado de otros lectores y contactos durante la distribución del número anterior de RM. Por ello consideramos importante responderla. Luego de indicar que ha leído en algunas ocasiones las publicaciones de la CCI, con las que se halla "de acuerdo en varios puntos", prosigue:

... pero el artículo titulado "Cuba jamás ha sido socialista" de su RM número 9 me ha desconcertado, francamente no estoy de acuerdo con él, ustedes se equivocan con su posición sectaria. En tanto que todas las organizaciones de la izquierda mexicana se pronuncian por la defensa de la Cuba socialista contra la agresión imperialista yanqui, la CCI es la única que conozco que no lo hace. Me parece que, consciente o inconscientemente, ustedes le hacen el juego al imperialismo pues reducen a nada la importancia que tiene Cuba como un "faro" para la liberación de los pueblos, y prácticamente invitan a que, si sufre una invasión, se le deje abandonada a su suerte. Yo no veo dónde está su "internacionalismo", que a cada rato pregonan, hasta en el título de su publicación.

Según ustedes no habría nada qué defender porque "Cuba jamás ha sido socialista". Pero si esto es así ¿cómo explican las conquistas de la revolución cubana?, ¿cómo explican la nacionalización de los grandes medios de producción y que ya no exista propiedad privada?, ¿cómo explican los altos niveles de educación, salud y alimentación que ustedes mismos reconocen a regañadientes?

Teóricamente, ustedes confunden socialismo con comunismo. Obviamente no ha existido en la historia ningún país comunista, y al comunismo solamente se llegará cuando ya no existan fronteras nacionales, en esto tal vez podríamos estar de acuerdo. Pero de lo que se trata es de defender no el comunismo futuro, sino el socialismo actual, tal como aún existe con sus virtudes y fallas.

La CCI enfoca la dramática situación que vive el pueblo cubano actualmente, pero no la relaciona con el bloqueo de Estados Unidos. Pienso que Cuba sigue siendo un ejemplo para los pueblos de América Latina, y debemos apoyarla, impedir la agresión del imperialismo yanqui, manifestarnos contra el bloqueo económico, y contra una posible invasión, al menos "simbólicamente" (que no es otra cosa el barco de petróleo)... o por lo menos no echarle más tierra, como veo que hacen ustedes.

¿EN QUÉ CONSISTE PONER FIN AL BLOQUEO CONTRA CUBA?
Comencemos con el último planteamiento de nuestro lector. El problema del bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba se ha convertido en el caballito de batalla de las organizaciones de izquierda del capital para explicar la catastrófica crisis que sacude a la isla. Con el grito destemplado de "¡alto al bloqueo contra Cuba!" afirman que, si no fuera por éste, la economía cubana podría seguir adelante, aún sin el subsidio de la URSS. Y nuestro lector ha retomado son meditar esta idea.

 Mas preguntémonos ¿qué significado económico tendría "levantar el bloqueo"? Pues sencillamente permitir a Cuba comprar y vender con cualquier país, esto es, permitirle ingresar al circuito de relaciones comerciales del capitalismo occidental. Y ¿qué podría vender Cuba? En sus tratos con el Este exportaba básicamente dos productos: azúcar y carne humana (ésta última para las guerras imperialistas de la URSS en África). Productos muy depreciados en el mercado mundial. Sus ventas no serían suficientes para obtener las divisas (los dólares) para adquirir lo necesario. Tendría entonces que "diversificar la producción", para lo cual se requiere de : capital. Precisamente es lo que busca Castro en la actualidad, atraer inversiones de capital occidental.

Detrás del grito de "¡alto al bloqueo económico contra Cuba!" se esconde, pues, el deseo de que el capital ingrese. Pero el comercio mundial no tiene nada que ver con salvar a alguien de la miseria, sino con la obtención de ganancias; el capital no es capital sin la extracción de plusvalía, sin la explotación asalariada. Esto nada tiene que ver, en absoluto, con alguna "defensa del socialismo". Económicamente "el fin del bloqueo" tiene el mismo sentido que pedir una especie de "tratado de libre comercio" para Cuba. El problema es que esta época de "sálvese quien pueda", Cuba recibe de las grandes potencias, el mismo trato que le dan al resto de pequeños países capitalistas tercermundistas: un abandono completo.

La cuestión se oscurece por el manto ideológico que reviste la isla. Para el capital estadounidense puede ser interesante mantener por un tiempo más el mito del "régimen socialista cubano", pues así podría "demostrar" a los trabajadores de América Latina y de todas partes, que la miseria, las hambrunas, la opresión, no son exclusivas del capitalismo, sino que también existen en el socialismo. Y son los que afirman que Cuba es "socialista", los que en verdad "consciente o inconscientemente" le hacen el coro.

¿CÓMO SE DEFIENDE EL SOCIALISMO?
Evidentemente el socialismo no se defiende atrayendo inversiones de capital. Esto sería como ponerse la soga al cuello uno mismo. La consigna de "poner fin la bloqueo de Cuba" no es más que una trampa ideológica para los trabajadores: se les hace creer que podrían existir países socialistas al lado de los capitalistas, en armoniosas relaciones comerciales. Esto nos remite a la confusión que según nuestro lector, mantenemos entre socialismo y comunismo.

El estalinismo ha tergiversado hasta volverla irreconocible, la posición de Lenin sobre las fases inferior y superior del comunismo a las que él llamaba respectivamente socialismo y comunismo, identificándolas con la teoría estalinista del "socialismo en un sólo país".

Lenin quería demostrar (en su libro "El Estado y la Revolución"), contra la opinión de reformistas y anarquistas, la necesidad de un periodo de transición, luego de la toma del poder por el proletariado, entre el capitalismo y el comunismo, en el que necesariamente existiría la dictadura del proletariado, en el que progresivamente se tendría que ir aniquilando las relaciones capitalistas, pues el capital, aunque derrotado, aún no estaría eliminado, un periodo en el que se fueran construyendo progresivamente las nuevas relaciones comunistas, y extinguiendo las clases y toda forma de poder político; a esto le llamaba socialismo o "fase inferior del comunismo". Cierto que para Lenin, como para el conjunto del movimiento revolucionario de la época, las vías prácticas que tomaría la sociedad de transición permanecían como generalidades bastante vagas, pues aún no existía, aparte de la breve existencia de la Comuna de París, la experiencia histórica suficiente que lo mostrara.

Sin embargo, para Lenin, como para todos los revolucionarios de su época, la apertura de ese periodo de transición está ligado, indisolublemente y antes que nada, al triunfo de la revolución proletaria a escala internacional:

"Sabemos que las circunstancias han puesto en vanguardia a nuestro destacamento, al destacamento de Rusia, del proletariado socialista, y no a causa de nuestros méritos, sino a causa del atraso particular de Rusia, y que hasta que estalle la revolución mundial son posibles derrotas de algunas revoluciones... Nos encontramos como si estuviéramos en una fortaleza sitiada en tanto no nos llegue la ayuda de otros destacamentos de la revolución socialista mundial. Pero estos destacamentos existen, son más numerosos que los nuestros, maduran, crecen y se fortalecen a medida que se prolongan las ferocidades del imperialismo... somos invencibles, pues invencible es la revolución proletaria mundial". (Lenin: Carta a los obreros norteamericanos, 1918)

Los estatutos de la IIIª Internacional, influídos por la concepción de Lenin, son también elocuentes al respecto:
La Internacional Comunista "es fundada con el objeto de organizar una acción conjunta del proletariado de los diversos países, tendiente a un sólo fin: la liquidación del capitalismo, el establecimiento de la dictadura del proletariado y de una república internacional de los soviets que permitirán abolir totalmente las clases y realizar el socialismo, primer grado de la sociedad comunista". (Estatutos de la IIIª Internacional, 1920)

La necesidad de la revolución mundial, defendida por todos los revolucionarios de la época es, por lo demás la postura de siempre del marxismo, desde que surgió:

"El proletariado sólo puede existir en un plano histórico-mundial, lo mismo que el comunismo, su acción sólo puede llegar a cobrar realidad como existencia histórico universal". (Marx, Engels: "La Ideología Alemana", 1845-46)

"¿Es posible la revolución en un sólo país? No. La gran industria, al crear el mercado mundial, ha unido ya tan estrechamente todos los pueblos del globo terrestre... que cada uno dependen de lo que ocurra en la tierra del otro... la revolución comunista no será una revolución puramente nacional, sino que se producirá simultáneamente en todos los países civilizados... Es una revolución universal y tendrá, por eso, un ámbito universal". (Engels, "Principios del Comunismo", 1847)

"La emancipación del trabajo no es un problema nacional o local, sino un problema social que comprende a todos los países en los que existe la sociedad moderna". (Marx, estatutos para la Asociación Internacional de los Trabajadores, 1871)

La teoría del "socialismo en un sólo país", en cambio, nada tiene que ver con el marxismo. No es la expresión ni de un régimen "socialista" establecido, ni del "periodo de transición", y ni siquiera de un "Estado obrero degenerado". Esta teoría marca en realidad la derrota de la oleada revolucionaria internacional de principios de siglo y el triunfo de la contrarrevolución estalinista, así como la reconstitución del capital nacional en la URSS.

A la pregunta de ¿cómo defender el socialismo? una vez que una insurreción proletaria ha triunfado en un país, el marxismo siempre ha contestado inequívocamente: extender la revolución a escala internacional. Sólo a partir de ella podrá abrirse el periodo de transición. No hay otra salida, pues de lo contrario el capitalismo cercará al proletariado triunfante en una región y lo aplastará a corto plazo.

NACIONALIZACIÓN NO ES SOCIALISMO
Dicho lo anterior, debemos insistir en un puto que ya tocábamos en nuestro RM anterior: La diferencia esencial entre revolución rusa es que ésta fue parte de una oleada revolucionaria comunista que recorrió el mundo entero, mientras que el movimiento armado denominado "revolución cubana" no tuvo ni tiene nada, absolutamente, de socialista.

El movimiento que encabezó Fidel Castro era de carácter nacionalista burgués. En el RM anterior citábamos el discurso en la ONU de Castro de abril de 1959 donde afirmaba explícitamente que no eran comunistas y que deseaban las inversiones de Estados Unidos, pero este discurso no es una excepción. Por ejemplo, en la obra más incendiaria del Che Guevara, "Guerra de Guerrillas", de 1960, se define al movimiento como una "revolución nacional, agraria fundamentalmente, pero con la participación entusiasta de obreros, de gente de la clase media y, aún hoy con el apoyo de industriales".

Ese movimiento nacional burgués cubano no tenía ninguna posibilidad de alcanzar una verdadera independencia. En la época de la decadencia del capitalismo los llamados movimientos de liberación nacional de las burguesías más débiles quedan atrapados en las pugnas imperialistas de las grandes potencias. Y desde finales de la segunda guerra mundial toda "lucha de liberación nacional" se había convertido en un momento de la confrontación entre las dos principales superpotencias imperialistas: Estados Unidos y la URSS. El decreto por el cual Cuba comenzó a llamarse "socialista" era la expresión de que se zafaba del control de los Estados Unidos, sólo para caer en el de la URSS. La permanencia de las relaciones capitalistas en Cuba después de dicho decreto resulta fácilmente entendible, si se comprende el carácter burgués del estalinismo, la subsistencia también en la URSS de las relaciones de producción capitalistas... a menos que se siga creyendo que el estalinismo promovía e implantaba el socialismo por donde pasaba.

Nuestro lector expone dos argumentos que probarían la existencia del socialismo en Cuba.

El primero es la cuestión de la nacionalización de los grandes medios de producción. Mas las nacionalizaciones so implican en sí el socialismo. Si así fuera, todo estado capitalista iría contra su propia naturaleza, al nacionalizar alguna industria. Por cierto, la izquierda del capital siempre se ha esforzado por convencer a los obreros que las nacionalizaciones, incluso dentro del capitalismo, implican cierto avance hacia el socialismo. Pero esto es una mentira grosera destinada a jalar a los obreros a que apoyen a sus propios explotadores, desmentida hace ya mucho tiempo:

"las fuerzas productivas, al convertirse en sociedades anónimas, o en propiedad del Estado, no pierden su condición de capital... El Estado moderno, cualquiera que sea su forma, es una máquina esencialmente capitalista, es el Estado de los capitalistas, el capitalista colectivo ideal. Y cuantas más fuerzas productivas asuma su propiedad, tanto más se convertirá en capitalista colectivo real y tanto mayor cantidad de ciudadanos explotará. Los obreros siguen siendo obreros asalariados, proletarios". (Engels: Antidüring, 1878)

La segunda guerra mundial zanjó definitivamente el debate sobre la naturaleza del Estado estalinista, evidenciando no sólo su carácter imperialsita y contrarrevolucionario, sino también su esencia capitalista. Esto es lo que pusieron en evidencia los revolucionarios, al confrontar la experiencia histórica:

La naturaleza del capitalismo "no está determinada por la posesión privada de los medios de producción, sino por la separación existente entre los medios de producción y el productor... Para que exista producción capitalista, es completamente indiferente que haya propiedad privada o colectiva de los medios de producción. Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía". (M.C.: Internationalisme, 1946)

En la URSS se desenvolvió una forma particular de propiedad capitalista colectiva, una forma particular de capitalismo de Estado, que tomó cuerpo en el estalinismo. Esta forma de capitalismo fue exportada hacia todas partes donde el estalinismo extendía su dominación, incluida Cuba. Y ni siquiera se puede admitir que esta forma de capitalismo de Estado fuera "superior" al capitalismo occidental, o "acercara" un sólo paso al socialismo. Por el contrario, al producir una clase capitalista especialmente parasitaria, irresponsable y corrupta, reveló ser débil e incapaz de soportar los embates de la crisis capitalista mundial, y hoy se ha hundido en un fango de caos sin límites. La cada día más catastrófica situación de Cuba nada tiene que ver, absolutamente, con los problemas del socialismo, es solamente en eco del hundimiento del estalinismo, como una forma especialmente aberrante del capitalismo de Estado.

Junto a la cuestión de las nacionalizaciones, nuestro lector menciona también las mejoras en las condiciones de vida de la población como una prueba más de la existencia del socialismo en Cuba. Pero esta "prueba" se derrumba también hoy, como un castillo de naipes.

Las mejoras en educación y salud no rebasan el ámbito del capitalismo, En ciertas condiciones históricas, en ciertos periodos y en ciertos países, estas "mejoras" constituyen incluso una necesidad para el capital, de tener una fuerza de trabajo disponible. En el caso de Cuba, fueron el banderín de enganche para la expansión del imperialismo ruso. No estaban determinadas por algún cambio en el régimen de producción, sino simplemente por el subsidio en los precios que proporcionaba la URSS a Cuba, que, por cierto, se cobró con la sangre de cubanos en África.

Ahora, los subsidios se han terminado y el estalinismo cubano acorralado revela su verdadera cara: hoy se imponen los métodos más salvajes para mantener en pie la economía nacional (es decir, al capital nacional), como sustituir las máquinas por fuerza humana, una explotación inmisericorde y una miseria y hambre crecientes, como la que existe, por ejemplo, en cualquier otro país del Caribe o de Centroamérica.

¿QUIÉN APOYA A CUBA?
De la caracterización que hacemos del régimen cubano se desprende naturalmente, nuestra toma de posición sobre  "el apoyo a Cuba". Al denunciar al régimen de Castro como lo que es, un régimen de capitalismo de Estado, combatimos la campaña de la burguesía que pretende identificar "derrumbe del estalinismo igual a derrumbe del comunismo", así desbrozamos el camino para el desarrollo de la conciencia de clase del proletariado.

A nuestro lector le ha parecido extraño que mientras la "izquierda mexicana" apoya a Cuba, la CCI sea "la única que no lo hace". Obviamente, para las organizaciones que pro décadas han defendido el estalinismo, hoy que ya no existe el gigante estalinista, es vital defender al menos al enano que subsiste. Nuestro deber no puede ser sino denunciarlas como lo que son: defensoras de una forma cualquiera del capitalismo. No es casual que las mismas organizaciones de izquierda que sostienen al Estado capitalista en México, sean las mismas que han organizado la "solidaridad con Cuba".

Por lo demás, es patética su campaña. Mientras que en otras épocas la izquierda del capital fue capaz de arrastrar a muchos trabajadores a matarse por el estalinismo, hoy muestra su impotencia en que apenas puede organizar una "colecta de solidaridad". Más allá del objetivo que tiene, de profundizar la confusión entre el proletariado acerca de lo que es el comunismo, esta campaña parece destinada también a consolar las buenas conciencias de los pequeñoburgueses que por tantos años tuvieron un póster del "Che" pegado en su recámara.

Para la CCI el internacionalismo no es una tapadera ideológica para ocultar sentimentalismos pequeñoburgueses de limosna a los "pobres". El internacionalismo es nuestra convicción más profunda, sobre la cual basamos todos nuestra actividad práctica, toda nuestra lucha: la necesidad y la posibilidad del triunfo de una revolución mundial proletaria, como única salida del atolladero en que se halla la humanidad.

Marzo de 1992


Y en fin, que es así como doy fin a esta melancolía de tarde lluviosa, de añoranza, sabiéndome clara respecto a mis convicciones y a mis gustos musicales.

¡Qué ricos son los sones cubanos!, definitivamente...

1 comentario:

axolotl dijo...

estuve leyendo esto en Puebla. Me pareció interesante, sin embargo hay aun un par de cuestiones sin cerrar. Me queda claro el sentido del texto, pero creo que le falta fuerza a los argumentos. En todo csao, queda claro que no se trata de "apoyar" al régimen castrista como resabio de nostalgia sesentera. Queda claro que no constituye una excepción sino una forma distinta en el capitalismo global. Besitos!!!